Me encierro en mi propio yo, en las celdas de mi cárcel mental.
Tapizo mi vida en escala de grises.
Sanciono los músculos de mi cara que me hacen posible sonreír
Y guardo mis gestos de felicidad solo para mi;
Así nadie sabrá lo cómoda que me siento al estar invadida por las penumbras
de mi alma.
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