martes, 12 de enero de 2010

Me hundo en las tinieblas, débil y desvalida, inmovil en esta penumbra que se hace cada vez mas densa.
Esta vez no seré salvada. Esta vez tocare fondo para luego desvanecerme.
Nadie vendrá por mi a secarme las lagrimas y a limpiarme la sangre; tampoco lo haran mis manos porque están cruelmente atadas por el lazo que propicia la impotencia de mi tristeza.
Temblara mi cuerpo hinchado de dolor. Y mi alma, me obligara a dejarme caer, impulsándome a suspirar por ultima vez.

1 comentario:

  1. Apreciada dama, que placentero es encontrarle por estos lares, déjeme decirle que me ha gustado mucho este sencillo pero hermoso escrito, espero poder seguir leyéndole... Buenas Lunas.

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